Como tantas veces a lo largo de mi historia como "bloguera", he dejado de escribir más de las que he publicado, quizá me falte material, ganas o simplemente no me apetezca pero este 2024 me he propuesto muchas cosas, algunas se han cumplido y muchas de ellas sucederán a lo largo de año y por ello voy a volver a escribir y haceros participe de mis experiencias.
Pero vamos a lo que vamos y hoy os contaré mi primera incursión en la montañas y encima con crampones. ¿Preparados?
Hace unos días una compañera del equipo de running me comentó que iba a subir a la montaña junto a unos amigos y qué si me apetecía,
Y yo que me apunto a un bombardeo, dije que sí.
La idea era hacer la Loma del noruego...y la verdad es que a mí como si ve dicen que hacemos el paseo del canadiense, vamos que no tenía ni idea de la ruta. Lo único que me decía a parte de ir abrigada ya que habría nieve, era llevar crampones.
Yo de eso no tengo, pregunté al que sube montes de mi familia, mi hermano pequeño. Me dijo donde estaban y me explicó por teléfono cómo ponermelos.
También me dijo que mis botas eran una mierda y no pasarían una ITV, no se equivocó.
Tras recoger a Cristina y sus amigos, Theo y Angie ya por la A6 ponía que el parking de Cotos estaba lleno y el de Navacerrada al 50%, según subíamos decidieron que nos quedaríamos en Navacerrada y modificaríamos la ruta.
Tras aparcar y tomar café cogimos caminito hacia la Bola del Mundo. Lo cierto es que para ser mujer nacida en la sierra madrileña y haber vivido allí más de la mitad de mi vida, nunca había subido y menos con nieve y no por falta de ganas, sino de personas con las que subir.
Al principio fuimos por campito con sus arbustos y piedras y un poquito más arriba ya se veía la nieve.
Cuando empezamos a subir por el camino cementado ya había hielo y llegó el momento de ponerse los crampones, la verdad es que eran bastante pro y un poco más complicados de poner que los que llevaba Cris. Ir pisando el hielo con los pinchos y ver qué no te escurres es una auténtica pasada, pero no los llevaba bien ajustados y me bailaban constantemente.
Llegando a la Bola del Mundo me encontré con un conocido y me dijo que de allí a la Maliciosa, 2227m ( ahí no es nada) al pico donde íbamos realmente, no nos harian falta los crampones, así que pense que iría más ligera y sería más comodo ir sólo con botas.
Primera parada, Bola del Mundo, nos comimos nuestros bocatas, me quité los crampones y tras unas fotos, risas e intentar seguir por un camino más corto, la nieve hasta la ingle, literal, volvimos por donde todo el mundo iba, osea por el camino "real" y más largo.
Desde allí a la Maliciosa no parece mucho recorrido, pero claro hay que bajar hasta el collado del piornal y volver a subir.
Y para una principiante, con nieve y con muchas ganas de fotos, pues se tarda lo que se tarda, un ratito largo.
Llegar a la Maliciosa fue un auténtico regalo para los ojos, ver la sierra con ese cielo azul, sus picos y la satisfacción de haberlo conseguido fue tremendo. Y encima poder sentir aire puro en los pulmones, medicida para el cuerpo y para la VIDA.
Pero claro, teníamos que volver, pasito a pasito y disfrutando del paisaje, pero de repente algo noté en mis pies, la bota se me iba y tenía torcida la suela.
Paré me miré y me entro un ataque de risa interno, esto sólo podía pasarme a mí. Se me estaba "desintegrando" la suela de la bota, sí sí lo que leéis. Parte del tacón de la bota izquierda habia desaparecido.
Yo solo podía reírme, qué le vamos a hacer, teniamos que volver y aun quedaba la mitad del camino. Para no apoyar mucho y no torcerme el pie iba casi de puntillas y aún más despacio de lo que habíamos subido.
Cristina estaba preocupada porque se me mojaran los pies, la pobre encima que me invita la lío parda. Pero ya cuando llegamos a la bola de nuevo me miré la otra bota y ¡Sorpresa! También se había roto, bien decía mi hermano que no pasaban la ITV y así fue.
Nos tocaba de nuevo bajar por las placas de hielo, pero por suerte el sol había derretido parte y pude librarme de los "crampones" que no sé a que se iban a sujetar.
Se qué en otro momento de mi vida ésto mismo me lo habría tomado como algo malísimo e incluso habría hasta llorado, pero la terapia y el aprender a diferenciar lo importante de lo que no lo es, me ha enseñado a ser y estar mejor.
Una vez llegamos abajo, nos fuimos directamente a tomarnos una cerveza y a brindar por un Domingo de ruta, nieve y muchas risas!!
Y cómo diría Theo, "una parte de Xaxa se ha quedado en la montaña" Y razón no le falta.
Gracias a Cristina por un Domingo increíble!! y prometo que si hay próxima, será mucho mejor y sin esas botas, porque según vi un cubo de basura, allá que fueron!
Termina enero pero prometo muchas más entradas, este año habrá muchas primeras veces!!
FELIZ semana y puntitos para tod@s!
Esos momentos no tienen precio y para mi son de los mejores.
ResponderEliminarLa verdad es que momentos así dan la VIDA, incluso sin botas 😜
Eliminar